Las palomas que tienen un aspecto menos elegante son las llamadas mensajeras, que se parecen a las palomas zuritas hasta el extremos que es fácil confundir unas con otras. Tanto las especies domestica como las silvestres obedecen a un instinto que las mueve a volver al lugar en que se halla su nido. Las palomas, que han sido adiestradas para efectuar largos viajes y regresar a su puno de partida, son encerradas en cestas y expedidas, por barco o ferrocarril, a lugares muy distintos. Después cuando se las suelta, su instinto las guía hasta el palomar sin que corran el menor riesgo de extraviarse. En algunos países se las solía amaestrar con el fin de que llevasen mensajes escritos en trozos de papel, que se les ataban a las patas. En cuanto se las soltaba, emprendían el vuelo en dirección a sus palomares. De este modo se transmitían noticias confidenciales de un rincón a otro del mundo, especialmente en las guerras.
La memoria que tiene estas aves es notable. Si se compara un par de palomas adultas acostumbradas a largos vuelos, por muy bien que se las trate, y aun después de transcurridos varios meses, volverán a su antiguo palomar en el momento en que se las deje en libertad. Lo único que podemos hacer es procurar que críen y adiestre a los pequeñuelos. Así nos quedaremos sin palomas, pues aunque se vayan las que compramos ya adultas, los pichones no abandonaran el lugar en que han nacido.
La paloma mensajera vuela siempre e linea recta y recorre grandes distancias. Otras especies de palomas se mantienen también en el aire durante largo tiempo, pero vuela describiendo grades círculos a su alrededor de sus nidos. Estos vuelos duran 8 o 9 horas y se ha comprobado que su único fin es ejercitar las alas y explorar el terreno.